Decuando odiar se volvió enfermizo
yhablar de sentimientos era delito
decuando todo fue bonito
ynada se hizo
Decuando bailábamos al son
deuna canción sin sonido
decuando moríamos sin sentido
yrenacíamos diciendo “¡chitón!”
Empezaríaa contar tus lunares
lunassin luz ajena, más bien propia
desdeque saqué la lanza de la armería
yano vuela desde el portaaviones
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