Me dejó el alma herida al pasar
el aire henchido de un mar lacrimógeno
La pena de la gente, el llorar.
Está bien, está mal, no pienses, haz
doctrinas que vuelan a viento y
siniestro. El futuro mata sin parar.
Y nos piden el vacío sereno
y yo me niego, y creen seducirme
con sus monedas inertes en agua.
Uniendo el punto a toda i,
cosiendo los lazos idos y rotos
formaré el esquema del bienestar.
Ven, ven conmigo, vengan ya, todos.
Así os lo pido, a ustedes que son
mi todo, no dejen nada importante
en las afueras, que caerá el aviso
de la silenciosa y macabra, tinta–
da realidad. Abran el corazón.
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