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martes, 15 de noviembre de 2011

Rubia (que no oxigenada)


El paseo que metuve que dar hasta llegar al punto de encuentro fue algo efímero. Borrado de mimente, terminé mis negocios con aquella persona, la cual dijo que no mepreocupase por volver dentro de unas horas, ya que ya había llegado.
            Sería por haber hablado con ella eldía anterior, sería. Y apareció en mis sueños, con sus ojos cristalinos ytransparentes, reveladores de la verdad que ella conservaba en su caja desentimientos. Su pelo caía de forma grácil, y todos hubieran quedado embobadosa primera vista.

            No la esperaba, sinceramente. Y elpaseo que dimos juntos, hablando de anécdotas que nunca han existido –ni dentroni fuera-, por un escaparate de esperanzas, belleza, viveza y demás cosas queaparenta tener la primavera… Fue totalmente inesperado.







                                               Yreconfortante. Como si en primera persona fuese.

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