Fue a tirarse al sofá y empezó a reflexionar sobre los hechos. Sabía que había hecho bien. Coño, muy bien.
Pero había sufrido daños colaterales...
Sabía que no debía pensar eso. Sabía que, tarde o temprano, a él le llegaría su oportunidad de ser feliz, y sabía que la aprovecharía. Pero lo que no sabía era...
¿Cuándo?
Era impaciente con el tema. Aunque todo dependía del día. Aquel día estaba nublado... con un gris claro. Pero en el ambiente yacía una calor sofocante, que penetraba por los poros de tu piel y te agobiaba...
Déjalo.
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