Yo siempre he creído en algo y nada.
Yo siempre he creído en el amor y su vacío,
la marcha embadurnada de olores aciagos.
Yo siempre he creído en el abandono,
en caminar con los ojos cerrados, de la mano.
Yo siempre he creído en todo
lo que realmente no entendía, no alcanzaba.
Yo siempre he creído en que
yo siempre he creído.
Yo siempre, hasta ahora mismo,
creía. Pero ya, para qué.
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