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domingo, 7 de agosto de 2011

Una situación segura te provee de, obviamente, seguridad. También te asegura el no tener problemas a tu alrededor con ellos; los sentimientos. Pero te aseguro que, al final, te aburrirás, te cansarás de estar en esa situación de, quieras o no, absoluta soledad. El tiempo me dará la razón. Puedes pensar que, ahora, con salir con tus amigos, beber, "disfrutar", fumar, y eso con lo que todos (pero no todas) se sienten muy orgullosos; el hecho de meter la lengua en boca ajena que acabas de conocer.

Claramente, no estoy diciendo que no lo hagas. Claro que puedes hacerlo. Eres libre, y tus maneras de disfrutar no tienen por qué ser las mismas que las mías, al igual que no tienen que ser las mismas maneras de pensar, de ver la vida, de apreciar a una persona.

"Lo respeto, pero no lo entiendo"
Toda persona tiene ese derecho; el de, prácticamente, hacer lo que le dé la gana. Pero toda acción tiene su por qué... y su reacción. Que no te extrañe que, tú, chica, si te lías con varios en una noche, cojas una fama que, tal vez, no creas que mereces. O tú, chico, cogerás una fama contraria a la que te esperabas.

Muy bien, todo correcto.

Siento ser del mínimo porciento de esta, la mía generación, que tiene sentimientos y todas esas cosas que, obviamente, todos ven como una santísima gilipollez.


Y, lo siento, pero no por vosotros, si no por mí. Porque el hecho de ser... ¿diferente? -No, no soy diferente. Soy yo.- Me puede traer a mi, a los de mi alrededor y a las estrellas fugaces más de un dolor de cabeza.

Pero espera... ¿fugaces? Yo quiero una estrella para mí. Como la Tierra tiene al Sol.

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